domingo, 6 de diciembre de 2009

Sucrenses no identifican trabajo de los niños como un problema


Sucre/Fernando Suárez Saavedra, CORREO DEL SUR

La bicicleta se desliza velozmente por una de las principales calles de la capital boliviana, Sucre. A bordo, va sonriente Mario, quien cada día sale a recoger periódicos de la calle Kilómetro 7 para distribuirlos entre sus "caseros". Con las ganancias, ayuda a sostener económicamente a su familia.

Mario, de 13 años, pedalea y conduce la bicicleta raudamente teniendo cuidado con los vehículos motorizados que se le cruzan. Se inició en la actividad de "canillita" hace tres años. Vive con su madre y tres hermanitos menores. Su padre se fue con otra mujer a Cochabamba.

Su trajinar en busca de ingresos no llama la atención de nadie. Un gran porcentaje de la población considera razonable que los niños trabajen, siempre que eso no interfiera en su educación y que no provoque daños físicos o mentales, como lo señala el estudio "Los niños trabajadores en Sucre", realizado por dos cursos de la Universidad Pedagógica.

Un 52% de la población sucrense entrevistada no identifica el trabajo infantil como un problema social de importancia, según este estudio basado en una muestra de 200 personas, mayores de edad, que se efectuó en el segundo semestre de este año.

Ana María Peña, entrevistada en esa investigación, sostiene que en muchos casos, el trabajo infantil es considerado como una fuente de ingreso para la familia, pero también algunas familias ven el trabajo infantil como una alternativa de uso del tiempo libre de los niños y niñas.

Pedro Salinas, otro entrevistado, no se opone al trabajo que los niños puedan cumplir en sus casas, en negocios familiares, o fuera de ellos, siempre y cuando no vaya en contra de su salud y bienestar, ni de su acceso a la escuela y a actividades de recreación adecuadas a su edad.

"No sé por qué muchos piensan que si el trabajo es dentro de su propia familia, y no lleva presión o peligro físico, no es dañino", se pregunta Luis Portugal y se responde que "tal vez viene de la idea de que al niño hay que darle responsabilidad".

Sin embargo, el estudio afirma que un 48 por ciento de los consultados entiende que el trabajo de los niños les impide o limita para que tengan un buen desempeño en la escuela, y hasta admite que, por lo general, "genera repetición y posterior deserción escolar".

DISCRIMINACIÓN

Hay otros aspectos en contra. Niños, niñas y adolescentes trabajadores no se sienten respetados como personas que asumen una responsabilidad y contribuyen económicamente al sustento de su familia. Señalan que los adultos no valoran su aporte ni reconocen el valor de su trabajo.

Así, ven discriminación cuando no les reconocen su actividad como trabajo, y cuando no les pagan bien por el sólo hecho de que son niños.

También se sienten marginados cuando la gente los considera "niños de la calle", pandilleros, ladrones o vagos. Muchos adultos "nos hostigan, se burlan, humillan, nos hacen mala cara, nos desprecian", dice José, un niño lustrabotas.

Radiografía de los niños trabajadores en Sucre

Dos cursos de la Universidad Pedagógica realizaron un estudio sobre grupos de niños trabajadores. La muestra alcanzó a 880 niños, niñas y adolescentes, lo que significa el 10% del total de este grupo etáreo en Sucre ser.

Un primer resultado fue que el 65% de los menores son varones y el 35%, mujeres. El hecho de que las mujeres se hayan incorporado al mercado laboral no implica que hayan dejado de realizar actividades domésticas, sino que deben cumplir una doble jornada de trabajo.

Por otra parte, es importante remarcar que las edades en las que trabaja este grupo de niños es de alto riesgo, por lo que implica la proximidad con la drogas, la precocidad sexual, la posibilidad de dejar la escuela, dadas las ataduras estructurales del trabajo, siempre según la investigación.

Rompiendo mitos, la mayoría de los niños trabajadores son originarios de Sucre. Es cierto que también existen niños migrantes, provenientes del área rural de Chuquisaca o de otros departamentos del país como Potosí, por ejemplo, que llegan al 45% frente al 55% del grupo proveniente de Sucre.

¿EN QUÉ GASTAN SU DINERO?

Esta investigación intentó conocer en qué gastaban los niños el dinero que obtenían con su trabajo.

En general, indican que contribuyen con su familia. Con todo su sueldo, lo hace un 43% de ellos. Niñas y niños que señalaron aportar sólo una parte llegaron al 58.40%, mientras que los menores que aseguraron no dar nada a la familia –lo cual es una forma de aportación discreta a la familia al dárselo a sí mismos– llegó al orden del 17.16%.

EL ABANDONO ESCOLAR

No obstante el compromiso y la responsabilidad del niño, el trabajo puede alejarlos de la escuela.

La investigación justamente abordó las causas para el abandono escolar. Se detectaron seis aspectos: la reprobación, la expulsión y la falta de material; la lejanía con la escuela; los problemas familiares; la necesidad de trabajar; el trato de sus compañeros, profesores o autoridades educativas, y la falta de atracción de la escuela.

Los jóvenes investigadores de la Universidad Pedagógica entrevistaron a ocho grupos de niños y adolescentes trabajadores: canillitas, lustrabotas, lavaautos, cargadores de bolsas, vendedores ambulantes en los mercados, vendedores de pizzas y cuidadores de vehículos.

De los ocho grupos, los que más ingresos económicos obtienen son los canillitas y los lavaautos, aunque estos últimos en función a varios factores: el lugar, los horarios o el tiempo.

Asimismo, se comprobó que algunos canillitas pueden concluir su labor en dos o tres horas, dependiendo de la entrega de los periódicos a sus "caseros" en sus domicilios u oficinas. El principal problema de ese grupo es que deben amanecer y como algunos viven lejos del lugar de distribución, deben iniciar su caminata a las cinco de la mañana.

Un hecho curioso entre los niños lustrabotas es que sólo está compuesto por varones y cada grupo tiene su sector claramente diferenciado: la plaza 25 de Mayo, el parque Simón Bolívar, la Peatonal u otros a lo ancho de la ciudad.

En cuanto a los vendedores de pizzas son, en general, adolescentes y el trabajo suele ser nocturno.

Concepto de trabajo infantil

Vestido con una chompa negra y un pantalón de adulto que le queda por lo menos tres tallas más grandes, Juanito camina junto a su cajón para lustrar zapatos. Está preocupado, pues con la ganancia, debe comprar medio kilo de carne y arroz. Mira el cielo. Está nublado. Empieza a gotear. Una gota cae sobre su cabeza. Sabe que no tendrá clientes. No sabe cómo llevará los alimentos para su casa. Es un niño lustrabotas.

Muchas personas consideran el trabajo infantil como un problema de orden reciente. No es así. El trabajo infantil siempre ha existido. Lo novedoso no es el trabajo infantil, sino la explotación, el trabajo fuera de los circuitos familiares.

Respecto al concepto, hay diferentes enfoques, que van desde una definición muy amplia, que considera trabajo infantil a "cualquier actividad de un/a menor de edad que contribuye a la satisfacción de necesidades materiales básicas" -en las que se incluyen tanto tareas del hogar como actividades ilegales y delitos como el robo y el comercio sexual- hasta definiciones más restrictas que consideran trabajo infantil sólo a "las actividades laborales legales y socialmente aceptadas realizadas por niños, niñas y adolescentes".

Especialistas consideran trabajo infantil toda actividad realizada de manera regular.

TRABAJAN 22.101 NIÑOS Y ADOLESCENTES EN CHUQUISACA Y 8.880 EN SUCRE

El Instituto Nacional de Estadística (INE) refiere que en Chuquisaca trabajan 22.101 niños y adolescentes en edad escolar, mientras que en Sucre, 8.880, según la organización no gubernamental Realidades.

La ONG Realidades encuestó en calles, gremios y escuelas nocturnas a 4.877 niños, niñas y adolescentes en situación de trabajo en Sucre, que significan el 55% de la población que trabaja en la ciudad, según los datos oficiales.

La investigación efectuada revela que de la población encuestada en Sucre, el 23% de los niños y niñas que trabajan tienen entre cinco y diez años; el 66%, entre 11 y 14 años, y el 11%, de 15 a 18 años o más. Un dato importante es que sólo el 1% comenzó a trabajar a partir de los 14, es decir, la edad legal para trabajar en Bolivia; así, el 45% comenzó a trabajar entre los siete y los diez años; el 39% comenzó entre los 11 y 13 años; el 15% antes de los siete años y el 1% de los 14 años adelante.

Según la ONG Realidades, una peculiaridad común de todos los niños, niñas y adolescentes en situación de trabajo es su origen rural y el manejo del quechua como lengua materna, ya que ellos o sus familias migraron del campo a la ciudad, pero muchos de ellos se consideran de Sucre al haber vivido varios años en la ciudad.

MÁS DATOS SOBRE LAS ACTIVIDADES DE LOS NIÑOS Y NIÑAS TRABAJADORAS

¿Dónde viven los niños trabajadores?

La investigación revela que el 100% de niños, niñas y adolescentes en situación de trabajo en Sucre vive en barrios periurbanos. Están principalmente concentrados en Villa Armonía (18%), Patacón (12%), Lajastambo (12%), Amistad (12%) y Sagrada Familia (10%).

¿Con quiénes viven?

El 62% de los niños, niñas y adolescentes en situación de trabajo en Sucre vive con sus familias; el 52% vive con la madre y hermanos o sólo con los hermanos, sin presencia de la figura paterna.

¿En qué gastan el dinero?

El 30% de los niños destina sus ganancias a ropa, útiles escolares y alimento, mientras que el 53% ayuda a su familia (el 21% a sus hermanos, el 18% a su familia y el 14% a su madre) y el 10%, a sus ahorros y estudios.

¿Trabajan para estudiar?

Estas cifras, que denotan la inversión del 40% de las ganancias en materiales escolares y estudios, reabren la pregunta de si los niños trabajan para poder estudiar o el trabajo es causa de abandono y fracaso escolar.

Diversos análisis denotan que el riesgo de abandono escolar se da con mayor frecuencia en los hogares con menor ingreso y capital humano, lo que hará que las probabilidades de continuar los estudios sean mínimas, toda vez que "casi dos terceras partes, es decir el 64.5% de los niños(as) y adolescentes que abandonan la escuela lo hacen por dificultades económicas y por necesidad de trabajar, el resto por problemas familiares y otras causas".

¿En qué horario estudian?

De los niños y adolescentes que trabajan para poder estudiar, el 44% lo hace en el sistema alternativo y el 73% estudia por la noche, es decir, después de un día de trabajo.

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